martes, 20 de diciembre de 2011

El Hoy, el mañana y el ayer…

Cuando el silencio define a la realidad y lo sucumbe creando fantasías en vez de realidades, nuestra visión de lo efímero cambia por poesías mal escritas, por versos fundidos en la discordia y estrofas sin fundamento.
El hoy es el presente proyectado de recuerdos inolvidables de un pasado que queremos retocar, este retoque es una ficticia mezcla para hacernos sentir que jamás estuvo presente.  El hoy no lo podemos cambiar, debemos hacerlo magnánimo y retirar del presente las miserias que compusieron el ayer. El mañana es la sensación por el saber que pasará y el precisar que nada ni nadie podrá quitárnoslo, el mañana tiene que ser hermosísimo; pero para hacerlo debemos quitarnos el ayer, por ende definimos que el hoy no debe estar previsto del ayer, el ayer a muerto y con el todos los recuerdos retorcidos que atañan su mismísima miseria. El hoy es el gran día de la existencia, existencia de nuevos individuos capaces de mostrarnos un mundo de maravillosas sensaciones, el mañana momento que deseamos acariciar y sentirlo ya mismo, pero si fuera ya mismo quitaría el encanto de esa sutileza de pensar que ocurrirá, evitar la planificación, pues esta acaba de cambiar desde los simientes del pasado al deseo de hace años en alcanzar. El hoy es más profundo y con la existencia de una nueva vida que me complace presentar en el mañana, mañana no sabré que ocurrirá… no se pueden hacer planes para mañana ni para más tarde, pero si se puede vivir de dulzuras esperándolo.


BLAZIL

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