viernes, 6 de enero de 2012

La hipocresía, la mera vergüenza y el desbande de lo absurdo no tienen razón de ser

Que tal difamación he escuchado.

Obrar y caer en el menosprecio socavando un pasado que ya lo desfiguro del mapa y hacer creer verdades infundadas, posiblemente en su cerebro es un falso positivo y lucha para hacerlo realidad, a costa de ideas estipuladas por su entorno.

No hay moral ni dignidad en levantar a gritos una mentira, imputar a otros por acciones que son mera responsabilidad de este individuo, pues no controla su información y deprime en hechos icónicos opuestos a la realidad.

Sollozar y hacer pasar un mal rato son objetivos imposibles de lograr con embusteros capciosos, es una pena declinar para callar el horror de palabras nefastas y acusaciones estrepitosas.

No podemos esperar que el mundo siga arraigando a la escoria de la sociedad para estar prestos a salvaguardarnos de sus hostiles moradores.

La imaginación es muy locuaz y aventurera, pero en el ámbito de la realidad no debemos imaginar sino vivir de realidades de acuerdo a la certeza de cada existir.



BLAZIL

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