domingo, 9 de junio de 2013

La luna, las estrellas y el omnipotente sol

La nave hirió al taciturno menudo
y aclamó a las olas del olvido,
bañado en carmesí con heridas lacerantes
desprovistas de cuidado.

Llamo al magnificente y le dijo:
"Oh Sol otoñante ven y baja de esa puesta,
calienta mi alma  y revive mis fuerzas,
pues aquellas ladronas del cielo,
que su brillo tintinea han usurpado para beneficio de su candil,
mi prosa juguetona y mi baúl de ensueño,
sus hermanas han maltratado mi alma
y la nave confirió su bouquet en lacerar mi ser".

Aquella señora de la noche con su luz majestuosa
fue testigo de mi desgracia
y sin vacilar se retiró a leguas del infortunio
para dar pie a tu llegada.
 
Astro omnipotente, señor del día,
que das vida a tus hijas
y mantienes el equilibrio a cuesta
dame tu mirada y seca mis mejillas, calienta mi ser y cura mis heridas.

Blankita Apéstegui