domingo, 11 de noviembre de 2012

AFERRARSE AL AMOR

Fragmento de aquella canción: Soy como un cometa que circunda tu cintura y que penetra entre tus piernas y me lleva a la locura, no hay tiempo que perder, raptare también tu alma y nuestros cuerpos yacerán en el olvido. En tus labios yo he dejado el estigma de mis besos y tu aliento que me devora en mis noches solitarias, quiero hacerte el amor con el viento lisonjero y embriagarnos como niños en sus cuentos. Quiero hacerte el amor y llegar hasta tu alma, sumergirme en ti y besarte hasta el cansancio, quiero amarte más allá del cuerpo

La canción más bonita es la que te dedican cantando, cantándotela a capela con la guitarra después de aquella primera vez… Canción que componen para ti. Canción que la cantan en un escenario con cientos de personas y te dices esta canción va dedicada especialmente para ti: Blankita…




Que bonito amor de juventud donde nos entregábamos sin miedos, donde sentía amor mutuo, donde las estrellas brillaban en la noche y el calor tenía sentido. Como Bonnie y Clyde, capaces de hacer y conquistarlo todo, niños dispuestos a embriagarse  y vislumbrar el horizonte; retraídos por aquél elipsis que lo difuminaba todo con colores vivos, leyendo literatura, filosofía y platicando de lo efímero del futuro… No duró mucho, no más de 4 años, pues los problemas surgieron y se vino abajo la relación, pero en aquel entonces fue recíproco, me sentí amada.

Extraído de mi mente después de escuchar la canción que estaba refundida, pensé que ya no las tenía. Lo más lindo de recordar es que te puedes transportar sólo a aquellos momentos que quieres revivir…




Conclusión encontrada: enamórate y entrégate a un amor que es recíproco, abandona a este cuando se vuelve tóxico, te asfixie o no te deje seguir.

Mi gran lección: me aferre a éste y creía que era el gran amor de mi vida, que sin él mi vida no tendría sentido, nos hicimos mil promesas, mil momentos extraordinarios, en algún momento estuvimos a punto de contraer matrimonio y también millones de pesadillas… 




El luto pasó, no me morí, seguí de pie y me volvía a enamorar… 


La gran lección es que en la vida llegan amores y así como llegan también se pueden ir, y esto no quiere decir que te desanimes, te hundas o pienses que la vida se acabó; por el contrario te demuestra la extraordinaria capacidad de amar que tienes, que las personas que llegan a tu vida tanto buenas como malas te dejan una gran lección de vida y eso hay que extraer, absorber y puntualizar.





La vida no se acaba por tropiezos que tienes, la vida no se detiene porque no te amen, la vida no muere; la vida se acaba, detiene y muere sólo cuando tú decides ponerle punto final.