¿Imitarte?
– fue la respuesta que le dio después de aquel coloquio tan carismático o mejor
dicho, sarcástico al entorno de la fantasía que su interlocutora le hiciera, con su
trémula quijada gorilesca debido a su prognatismo, sus parpados abotargados por
la decepción de la vida, su napia aberrante por su origen étnico con narinas
exorbitantes, un cráneo dolicocefálico, una boca exagerada por lo ya dicho
antes – prognatismo – dientes perfectamente desmesurados para sí, cabello árido
retocado por colores, piel gruesa partida y desencajada, manos monumentalmente
parecidas a las de un mozo…
Mírate antítesis
de belleza - le dijo sin vacilar - es por ello que tu sepulcro se avecina pues tu
camino yace en decaída ante tanta necedad de tu fatua algarabía; musa de la
aberración - entiéndelo - soy la cúspide del raciocinio, belleza de los manantiales,
dicha de abolengos y no necesito irradiarme de especies atormentadas por el
rechazo caótico que emanan pesimismo y absurdas existencias.
Vuela a
tu caos y embriágate de tu ira demonio de destrucción y mala suerte, piérdete
en sí misma y regresa a tu cueva malhechora, inyéctate el veneno que guardas en
tu lengua viperina y derrúmbate ante los epitafios que impregnan tu nombre.
Nosotros
los libres de sentimientos impuros fortaleceremos este mundo pues tu ausencia
es la dicha de la magnificencia.
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